Le Dîner en Blanc Puerto Rico
Por: Ivelisse Agostini
iagostini@placerespr.com
Habíamos sido invitados a participar en las primeras ediciones de Le Dîner en Blanc Puerto Rico y, en ausencia de poder asistir, el segundo año enviamos representación para cubrir el evento. Entonces fue en la “Ventana de Isla Verde” y las referencias de nuestra confiable fuente fueron excelentes. Por ello, este año, a pesar de que coincidía con otras invitaciones, decidimos ir y, a continuación compartimos lo vivido.
La Experiencia:
Los organizadores del evento facilitan toda la información necesaria para que los invitados puedan disfrutar la experiencia. Desde esa perspectiva, y siguiendo las reglas de la franquicia, los invitados saben que deben llegar ataviados de blanco y equipados con mesas, sillas, vajillas, etc., todo en blanco (con acentos dorados o plateados), para disfrutar de una cena al aire libre, en un destino desconocido hasta el mismo momento en que son transportados al lugar. También tienen la opción de pre-ordenar de un menú de comida y bebida, con muy buena selección.
Para nosotros el lugar de encuentro fue un punto del estacionamiento de Plaza Las Américas, donde fuimos recibidos con espumoso por nuestra “bus leader”, Anamari Caratini, Ejecutiva de Relaciones Públicas y Relaciones con la Comunidad de Plaza Las Américas, auspiciador principal del evento, que este año celebra su 50 Aniversario. Ya en la guagua, hicimos nuevos amigos y compartimos con algunos de siempre, todos alegres e intrigados por el destino de la cena.
Lo primero que les digo es que vestir de blanco, con escasas excepciones, nos hace lucir bien y parece que proyecta lo mejor de cada uno, por lo que no es raro que alguien proponga matrimonio durante el evento. De otra parte, es notable que llegado al calzado, como la mayoría de la gente repetía la experiencia, la preferencia de este año fue escoger alternativas cómodas, algunas mas “chic” que otras, en tonos de blanco, dorado o plateado. Esto último fue un acierto que muchos agradecieron y probablemente se emulará a futuro.
Llegamos al “venue” seleccionado, los terrenos de Bacardí en Cataño, con el tiempo suficiente para caminar hasta el Pabellón de Visitantes o en nuestro caso, la carpa de prensa, antes de que comenzara a llover. ¡Y llovió de verdad! Razón por la que le dije a mi amiga y colaboradora, Luzanne, que era momento de invocar a Dios para que favoreciera el esfuerzo de la organización y de todos los que allí estábamos. Otros, como nuestra nueva amiga Jessica, recurrió a la tradición de poner un vaso boca abajo… y, ¡Gracias a Dios, la lluvia cesó! A partir de entonces, los miles de invitados, sin perder el entusiasmo, procedieron a montar su “fabulous picnic” en el lugar asignado. Quienes habían ordenado del menú ofrecido, tanto de bebida como de comida, podían pasarlo a buscar a la carpa asignada y, aquellos que desearon un rico café, llegaron hasta la carpa de Starbucks. Puedo decirles, que la ausencia de sol nos dejó un atardecer muy fresco, algo que hizo la experiencia más agradable. Evidentemente, el retraso ocasionado por la lluvia provocó que el montaje terminara más tarde y por eso eran más llamativas las mesas cuya decoración incluía alguna iluminación, pero todo el mundo se esmeró y era notable que lo estaban pasando super bien, entre nuevos y viejos amigos. Y, es que no faltaba nada: buena comida, buena bebida y muy buen ambiente. Un espumoso francés, vino blanco, rosado y tinto; así como las ricas tapas y sabrosos platillos, abundaban en todas las mesas, como parte del toque exquisito de la elegante actividad gastronómica.
Al comienzo, la animación musical estuvo a cargo de SiEte, de modo que el “mood” de todos fue creciendo hasta llegado el momento en que desde la tarima principal nos invitaron a levantar las blancas servilletas que cada mesa llevaba para anunciar el gran disfrute de la vida y el comienzo oficial del evento. Luego, Planeta 80 y DJ Joaquin O se encargaron de incorporar temas bailables y, todos los que se animaron, se dedicaron a disfrutar del baile por un buen rato.
De mi recorrido entre las mesas hice un “video casero” que les muestro a continuación, pero les aseguro que es una pequeñísima muestra, pues cada vez que pasaba por frente a algún conocido, me detuve a saludar y me olvidé de retratar…
En este proceso de compartir experiencias, puedo decirles que entre las más gratas se encuentra comprobar cómo hemos cambiado luego de María. Tal vez, antes de vivir la terrible experiencia, hubiésemos reaccionado diferente ante la lluvia. Sin embargo, vi a la gente feliz, hasta unos pocos menos expresivos, se veían relajados. Me encantó ver tanta gente reunida celebrando la amistad y la vida, en actitud distendida. Ver el buen ánimo entre los organizadores, que “by the way”, trabajan con mucho recurso local y voluntarios que hacen la diferencia y con auspiciadores muy comprometidos, entre los cuales recuerdo a Plaza Las Américas, Starbucks, Tres Monjitas, B. Fernández, The House, Jet Blue, Lincoln Motor y National University, habla también de la mejor actitud de nuestra gente.
Ya entrada la noche, repartieron “estrellitas”, pero no como las que usamos en Navidad… unas mucho más grande que no dejaron de sorprender a los “primerizos”. Luego, y al comando de los organizadores, procedimos a encenderlas y les cuento que no hay “celular” que compita en esto de iluminar de forma hermosa un lugar. Parecíamos “peques” a quienes le han dado el mejor juguete que se puede disfrutar al aire libre, y eso, de por sí, fue otra experiencia. Mejor aún, el encendido culminó con fuegos artificiales y con ello, llegó el final… uno que solo es un intermedio, porque yo, con sol o con lluvia, quiero volver a ser sorprendida por Le Dîner en Blanc.
Mucho antes del final, había un gran grupo de personas encargadas de ir acumulando los deperdicios, por lo que para los invitados fue muy fácil recoger sus pertenencias para, de la misma forma organizada, regresar a los autobuses.
Al final, tengo que decir que participar en Le Dîner en Blanc merece la pena y que es una experiencia memorable que bien vale la pena repetir. Vaya nuestra felicitación a Israel Rodríguez, Alejandro Uriarte y Jaime Miranda, los empresarios productores del evento, no solo por su valentía de este año y acertado esfuerzo, si no porque su éxito les ha valido ser quienes tendrán a su cargo llevar Le Dîner en Blanc a Cuba y a República Dominicana, en octubre y noviembre, respectivamente.
¡Que viva la vida, la amistad y la elegancia! ¡Que viva y se repita Le Dîner en Blanc!