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Reconciliación: Los Novios

Por: Ivelisse Agostini
editorial@placerespr.com

El tema de estar enamorado está bastante viciado por la cantidad de conceptos erróneos que se han elaborado en torno a lo que se supone que sea una maravillosa experiencia.

Partiendo de la premisa de que cada ser humano es diferente y de que es más fácil la convivencia entre personas que coinciden en valores, gustos e intereses, la realidad es que una pareja debe complementarse, de modo que formen un conjunto fuerte, con el cual poder enfrentarse a las circunstancias de la vida. Dicho esto, no hay tal cosa como que una atracción especial, física o emocional; una gran pasión o una buena amistad, por si solos, sean capaces de lograr que una pareja permanezca unida. Tan real es esto, que las estadísticas hablan de muchas separaciones y peor aún, de divorcios, donde ya no solamente existe la pareja, sino su descendencia.

La mayoría piensa que es una locura volver con alguien que ya te demostró “que no es la pareja adecuada”. Según los conocedores de la conducta humana, si lo que provoca la separación es algo que tiene solución y se trabaja adecuadamente, es posible una positiva reconciliación. De hecho, he escuchado con sorpresa a un hombre decir “Lo he intentado más de una vez y si hubiera sabido que iba a tener que ceder más con mis posteriores parejas, me hubiera quedado con la primera”. Más en “shock” y triste me quedé con una compañera de trabajo que entre vino y tapa me confesó “Todavía me emociono cuando veo a mi ex, fui yo misma quien lo dejé y no sabes lo que daría por volver con él”.

Por eso, en esta primera parte de “amores reincidentes”, vamos a contarte una historia con final feliz, la de Quique y Maggie (nombres que otorgamos para proteger su identidad real) quienes luego de la primera etapa de noviazgo y muchas vivencias, decidieron regresar y hoy forman un matrimonio feliz.

El Comienzo

Se enamoraron cuando ambos estaban en escuela superior. Él le lleva dos años y nos cuenta que cuando conoció a Maggie se enamoró de su mirada y se interesó en ella porque, además de que le gustaba, era una “nena buena, bonita, tranquila y familiar”. Sin embargo, cuando a él le tocó entrar a la universidad, la distancia, sus nuevas amistades y el deseo de conocer mundo, los fue separando. Parecía que ya no compartían los mismos intereses y finalmente, luego de dos años de relación, decidieron separarse, de mutuo acuerdo, pero con tristeza.

Curiosamente para Maggie, que recuerda que era una nena cuando conoció a Quique, lo primero que le atrajo de él también fue su mirada, algo que sigue considerando uno de sus mayores atractivos. “Cuando por fin me dejaron salir sola con él, era de cine y de golfito”. Maggie describe a Quique como un “ser especial, atento y cariñoso”. Coincide en que los estudios de él y sus trabajos, comenzaron a limitar el tiempo que pasaban juntos y se fueron separando.

Pasaron cinco años desde que se dejaron hasta que volvieron a retomar su relación. Durante ese tiempo, él trabajaba y estudiaba y llegó a salir con varias muchachas, hasta que conoció a la que es la madre de su hija mayor, con quien nunca se casó, pues no pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que no tenían los mismos intereses. Nuestro entrevistado nos cuenta: “Hablando contigo me doy cuenta de que traté de encontrar en otras parejas las cualidades de Maggie porque en verdad ninguna me complementaba como ella lo hace. Entonces sobrevivía”.  Quique mantuvo siempre alguna comunicación con Maggie y también con su mamá y estaba enterado que ella tenía un novio, con el cual duró varios años. Ya cuando él se separa de la madre de su hija definitivamente, se entera de que la relación de ella que llevaba años en conflicto, era un desastre. De esa etapa, Maggie dice que Quique siempre aparecía en momentos en que ella necesitaba de apoyo: “De la nada, recibía una llamada y eso me llenaba de alegría y paz”. Ante esos comentarios le pregunto si ya pensaba que seguía enamorada de él y me contesta que “ni pensarlo porque tenía novio y él estaba recién separado, por lo que mi actitud era la de una amiga”.

El Reencuentro

Finalmente, Maggie rompe su relación cuando se da cuenta de que no tiene remedio y, pasado algún tiempo, comienza a ver a Quique muy esporádicamente cuando él la invitaba a almorzar o a un cine. Los encuentros se fueron convirtiendo en unos frecuentes, en ocasiones acompañados de la hija de Quique, a quien enseguida le tomó cariño. A sólo seis meses de estar saliendo, un buen día, él, “Absolutamente convencido de que ella era la mujer de mi vida, le dije que yo quería estar con ella siempre y que si ella deseaba lo mismo, no perdiéramos el tiempo con noviazgos y nos casáramos”. Por parte de Maggie no hubo ningún titubeo porque, como me confesó, “Cuando él me dijo ‘es ya y ya’, no tuve dudas porque desde que retomamos la relación nos dimos cuenta de que estábamos más ‘enchulaos’ que nunca, de que estábamos felices y sabíamos lo que queríamos”. Lo próximo fue buscar dónde vivir y poner fecha a la boda, una en la que no solo ellos estaban contentos, sino los familiares y todos los amigos que conocían su historia y sabían que estaban hechos el uno para el otro.

El Presente

Quique y Maggie acaban de cumplir 11 años de casados, han tenido dos hijas más y forman una familia donde hay comunicación, apoyo y franca camaradería. Sobre su relación con Maggie, Quique expresó: “Era y sigue siendo el amor de mi vida. Me gusta su forma de ser, su belleza interior y ha hecho de mi la persona que soy hoy, tranquilo y consiente de lo que realmente vale la pena en la vida. Mejor aún, ama a mi hija, a quien desde el principio aceptó sin peros, igual que lo hizo su familia, a quienes también quiero”.  Y le pregunto a Maggie qué me puede decir de Quique y si sigue igual de enamorada, a lo que contesta “Wow… sí, sí, sigo enamorada porque Quique siempre ha sido especial y me hace feliz; él me acepta como soy, me consiente, me apoya, me entiende y no pelea”.

Estos jóvenes tuvieron que estar separados y vivir sendas experiencias para descubrir que habían conocido el verdadero amor en una relación anterior. Afortunadamente, la vida les dio una segunda oportunidad y ellos supieron aprovecharla. Ciertamente, valoran la relación que tienen y trabajan porque su felicidad perdure.

Retomar una relación no es posible si no existen sentimientos profundos y sin que se resuelvan los problemas que antes separaron a la pareja. Por ello, no es aconsejable intentarlo hasta tanto se haya pasado por el proceso de reconocer los mutuos errores, donde a veces, no valorar lo que se tiene, puede ser el más frecuente.


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