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“Me voy, pero un día volveré”… dos años después

Por: Myra Sánchez
editorial@placerespr.com

Han pasado dos años desde que publicamos el reportaje “Me voy, pero un día volveré” con detalles y entrevistas de jóvenes profesionales puertorriqueños que se estaban mudando a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de empleo. Entonces ya hablábamos de que “Contrario a la mayoría de los inmigrantes de habla hispana, el puertorriqueño que llega a Estados Unidos en estos tiempos es uno con preparación académica, en muchos casos estudios posgraduados. Además, este nuevo inmigrante llega con circunstancias sociales diferentes a las de los puertorriqueños que emigraron en el siglo pasado, con metas y propósitos más específicos…”

El éxodo de jóvenes profesionales aumentó a partir del 2006. Foto: CCO Creative Commons

Luego del paso del huracán María, se confirmó que se nos han ido otros miles, muchos arriesgando todo ante la pérdida de empleos y de hogares. Otros, anticipando que la crisis económica que llevamos experimentando desde el 2006, empeore dramáticamente, decidieron mudarse con la esperanza de un cambio beneficioso para sus familias. Qué pasará con ellos, solo el tiempo lo dirá…

Antes de presentarles las historias de conocidos que se han ido en esta nueva ola tras María y que son motivo de este segundo reportaje, deseamos dejarles saber las novedades en torno a nuestros primeros protagonistas, aquellos de quienes hablamos en el reportaje publicado en el 2015.

Comenzamos por decirles que ninguno ha regresado a la Isla y que siguen viviendo en la misma ciudad. Sólo Mario y Alexandra cambiaron de residencia. En el caso de Alexandra, hoy vive en una casa nueva, tal como la soñaba; en el de Mario, vive en el apartamento perfecto, en el lugar perfecto y con una compañera perfecta con la que tiene planes futuros y, sí, también es puertorriqueña. En cuanto a Orlando, su esposa y él viven felices, por fin juntos todo el tiempo y ambos están trabajando, pero ella no ha podido ejercer como abogada. Nicole, por su parte, es la feliz madre de un hermoso bebé que pudo lograr a sus 40 años.

Al momento de este reportaje, ninguno tiene planes de regresar a vivir a Puerto Rico y comentan que cada día ven llegar más amistades y conocidos al lugar donde viven. Algunos han regresado después del huracán preocupados por su familia, otros se llevaron por una temporada a algún familiar que necesitaba el cambio. El comentario general es que sienten un dolor inmenso por lo que estamos pasando, que extrañan a la familia, pero que siguen sintiéndose más seguros donde están.

“María Terminó de Darme el Empujón”

Entre el número de profesionales que han perdido sus empleos, hay una gran cantidad de personas que se desempeñaban en las áreas de comunicación, periodismo, publicidad, ventas, mercadeo, turismo y áreas de servicio relacionadas. Estas fueron las profesiones más promovidas en las últimas tres décadas, pero las empresas y lugares que represenstaban fuente de empleo se han visto afectadas en los últimos 5-10 años motivando el cierre de plazas. Para colmo, el huracán María provocó cierres temporeros y hasta definitivos de algunos de estos lugares y con ello el despido de muchos que laboraban para estos. Por lo anterior no nos sorprende que las historias que hoy les contamos tengan como protagonistas a personas relacionadas con las industrias donde usualmente se desempeñan estos profesionales.

Te contamos de Julie:

El huracán María fue el “empujón” para que muchas parejas tomaran la decisión de mudarse. Foto: CCO Creative Commons.

Esta querida amiga, a quien otorgamos el nombre de Julie para proteger su identidad, tiene preparación tanto en mercadeo, como en relaciones públicas, pero llevaba 10 años trabajando en publicidad, en el manejo de importantes cuentas de retail. En sus “late forties”, tiene dos hijos adolescentes, uno comenzando universidad. Julie nos comenta que Poco antes de que Irma y María llegaran, ya habíamos tomado la decisión de irnos de PR y mi esposo llevaba dos meses buscando trabajo en los Estados Unidos. Los huracanes lo que hicieron fue acelerar el proceso sin darnos oportunidad de planificar las cosas bien. El plan original era mudarnos para Maryland pues tengo un hermano que vive en Virginia. Mi esposo había conseguido trabajo en Washington DC, pero no estábamos muy contentos con tener que irnos para allá pues hace 20 años viví por allá y el frío es insoportable. Una semana antes de que llegaran Irma y María habíamos decidido que teníamos que mudarnos a un estado con un clima más cálido y decidimos entonces empezar a enfocar los esfuerzos en el oeste de los EU.  

Luego del paso de los huracanes, Julie estuvo casi una semana sin saber de su esposo y con quien tenía comunicación era con un sobrino que vive en California, mejor que con su propia familia en Puerto Rico. “Ocurrieron dos cosas importantes simultáneamente, mi primo y esposa me pidieron que me fuera a vivir con ellos y mi esposo recibió una oferta de trabajo en California. Esto hizo que la decisión fuera mucho más fácil y rápida, sin planificar, pero con esperanzas. Ya teníamos donde mudarnos y enseguida conseguimos escuela para mi hijo de 14 pues el grande ya estaba en Universidad y era más fácil moverse. El salario de mi esposo no era mucho, pero suficiente para volver a empezar.  En una semana ya mi sobrino y mi esposo habían hecho todo lo necesario para que tuviéramos donde dormir”.

Le preguntamos a Julie qué fue lo más difícil en ese momento y nos dice que ellos “cerraron los ojos”, pero que dolió mucho dejar a su hermana atrás, su mejor amiga, sabiendo que lo estaban pasando súper mal. Sin embargo, desde que llegó a California, comenzó a buscar trabajo arduamente y lo mismo hizo su esposo pues la idea no era sobrevivir si no que tenían que “volver a empezar”. “Una semana después de llegar conseguí trabajo en una agencia pequeña que nos ayudó a mi esposo y a mí a poder contribuir económicamente en la casa de mi sobrino. Y, fue entonces cuando Dios nos tomó a ambos de la mano e hizo lo que Él sabe hacer poniendo su divina mano sobre ambos: Para mi esposo, llegó un trabajo de director en una empresa súper prestigiosa en el área de seguros que es su “expertise”, con un salario bien remunerado, excelentes beneficios… todo lo que esperas de una empresa seria; en mi caso, recibí una oferta de empleo en una de las mejores agencias de publicidad de mercados hispanos en California y súper reconocida en el mundo entero, con excelente salario y tremendos beneficios. Llevamos casi 3 meses por acá y gracias a Dios estamos encaminados y con un futuro prometedor”, nos cuenta una emocionada Julie.

Para Julie y su esposo no tener automóvil era un problema, pero mediante planificación coordinaban con tiempo para ir en Uber y otros medios de transporte a entrevistas, supermercado, etc. Sobre la acogida por parte de los “locales”, Julie comenta: “Todo el mundo con quien hablábamos y sabían que éramos puertorriqueños sabían lo que había pasado y el que más o el que menos había aportado y enviado ayuda a través de alguna organización a PR. Nos admiraban por haber hecho lo que hicimos en tan poco tiempo. Sentían mucha empatía por nosotros. El paso de estos huracanes por PR puso a PR más en perspectiva ante el mundo entero. Me ha sorprendido que muy pocas personas están “aware” de que los puertorriqueños somos ciudadanos Americanos”.

A pesar de que tiene a su sobrino, a quien no se cansa de agradecerle, lo más que extraña Julie es su familia y amigos y, de la Isla, las playas… Lo que más le gusta del lugar de CA donde vive, es que es una ciudad segura, bonita y limpia en donde la gente respeta todos los espacios, “perfecta para criar a tus hijos”. En cuanto a la posibilidad de regresar nos dice: “No lo sabemos. Nuestra casa sigue allí y no pensamos venderla. Tal vez luego de que nuestros hijos crezcan, estudien y tengan su vida encaminada veremos a ver si volvemos, pero por lo pronto, nos vamos a enfocar en echar hacia adelante y comenzar de Nuevo. Mientras tanto visitaremos la Isla siempre que podamos”.

La historia de Yanira:

Mi amiga Yanira, está en sus ‘early forties” y ha trabajado toda la vida como consultora de ventas, tanto de publicidad, como de productos tangibles. Su mudanza la fue planificando desde que fue víctima de un ‘car jacking’ y lo hizo a Miami porque en esta ciudad tenía  buenas amistades. “Miami no es una ciudad con temperaturas frías (aunque la semana pasada estaba en los 50 grados) y es más barato y fácil viajar a PR a ver a la familia”, nos dice.

La dinámica joven llegó a Miami con trabajo, pero nos recuerda que en Puerto Rico ganaba más y el dinero rendía también más: “De momento estoy compartiendo apartamento con una amiga. El costo de vida aquí es caro y para poder alquilar un apartamento tienes que ganar tres veces los que vas a pagar. Si vas a alquilar un apartamento de $1,000, al menos tienes que ganar $3,000 y llevar varios meses trabajando”.

Yanira agradece a Dios tener buenas amistades que la han ayudado y hasta ahora se ha sentido bien acogida entre los latinos, que le sorprende realmente sean tantos. Lo anterior es lo que hace, según nos cuenta, la haga sentirse mejor pues “Extraño a mi familia, las fiestas navideñas y mis amistades de la Isla”, nos comenta.

Son nuestros, son como nosotros y nos conmueven sus historias llenas de valor. Representaron ayuda cuando la necesitamos y la voz de los que aquí quedamos. Sepan que los extrañamos, que por ustedes oramos, pidiendo con toda el alma que entre ustedes no haya, ni un solo “lamento borincano”.

 


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